Los derechos humanos en el Islam

Los derechos humanos en el Islam

Los derechos humanos en el Islam

Cuando Rashid abrió su ordenador portátil y entró a la sala de chat, encontró un mensaje de parte de Michael en el cual decía: “Prepárate bien para nuestro próximo encuentro… hay temas importantes que debemos debatir: el trato con los demás, la represión, la libertad de pensamiento… ¡Hasta la vista!”

Rashid encontró a sus dos amigos dentro de la sala. Los saludó y dijo:

Las cuestiones relacionadas con los derechos humanos son numerosas y no se limitan a lo que has mencionado, Michael. Esto me lleva a establecer un marco general a través del cual podemos entender estas cuestiones, por muy diversas y distantes que sean.

Michael: También no hay inconveniente en dar algunos ejemplos como los que te dejé en mi mensaje. Lo digo para que nuestro discurso sea algo científico que se puede llevar a la práctica.

Rashid: Por supuesto, no hay ningún inconveniente.

Rajeev: En nuestro último encuentro, mencionaste una base desde la cual podemos partir y es que, si queremos revisar de verdad estos derechos y libertades, tenemos que inspeccionar los valores y principios que les dieron lugar y sobre los cuales se fundamentan, y no sólo su puesta en práctica y las prácticas de quienes los establecieron.

Rashid: Correcto… El concepto de libertades o derechos humanos, cobra un cierto matiz dependiendo del trasfondo intelectual del que surgen dichos derechos. También está dentro del sistema ético general de la sociedad en la que ven la luz. Aquí me gustaría preguntar a Michael: ¿Nos podrías aclarar el trasfondo intelectual y el sistema ético y moral occidentales sobre los cuales se fundamentan los derechos humanos según su concepción occidental?

Michael: Podemos decir que los rasgos del marco intelectual y el espacio ético del cual surgieron las libertades y los derechos en Occidente, se pueden resumir en lo siguiente:

La Razón abstracta es la referencia de estos derechos y libertades. Incluso si dicha razón toma algunos valores religiosos, tal y como es el caso del liberalismo protestante, la Razón abstracta se mantiene como juez por encima de estos valores, rechazándolos o aceptándolos.

El laicismo (o separación de la religión de la vida y el Estado) es la metodología que organiza dichos derechos y libertades.

La libertad y la igualdad son los dos valores sociales supremos a los que debe someterse y que organizan los demás valores de la sociedad. Son los fundamentos y los principios sagrados que no se pueden tocar.

Exaltar el valor y los intereses del individuo sin descuidar el papel y los intereses de la sociedad, que a su vez traigan felicidad y mejoras a la vida del individuo.

Rashid: Una exposición clara y concisa. Te lo agradezco. Entonces, ha quedado claro que la referencia de Occidente, después de divorciarse de la Iglesia en los diferentes campos de la vida, se ha desplazado hacia la Razón además del sentido pragmático. De esa referencia y de ese trasfondo surgieron los derechos y las libertades. También ha quedado evidente que la metodología sobre la cual se fundamentan dichos derechos y libertades, es totalmente laica.

Podemos decir también que la libertad y la igualdad ocupan la cima de la pirámide ética que ha acordado Occidente para edificar esta referencia. Así pues, lograr y establecer estos dos valores, según la concepción aceptada en Occidente, tiene un carácter divino absolutista ante el que deben someterse o acatar y alrededor del cual deben organizarse los demás valores de la sociedad. De allí que la libertad y la igualdad, se hayan convertido en la cabeza de los fundamentos sagrados que se consideran intocables. Lo cual quiere decir que, es posible sacrificar los demás valores y derechos para preservar esos dos valores.

Eso es algo totalmente diferente del trasfondo y el sistema islámico que contiene y usa los mismos términos y vocablos.

Rajeev: Para poder comparar entre ambos, explícanos el marco intelectual y el espacio ético en el que orbitan los derechos humanos en el Islam.

Rashid: En el Islam y en la “sociedad islámica” existe un sistema totalmente distinto:

En oposición a la “Razón abstracta” y “el sentido pragmático”, encontramos en el Islam que la Revelación es la referencia capital para los valores y principios desde los cuales surgen los fundamentos y las nociones sagradas. Sin que ello conlleve descuidar la importancia de la referencia de los conocimientos, la Razón y la praxis en sus diferentes terrenos.

En oposición al laicismo, encontramos en el Islam que la Shari’a y el sistema de religión que se conjuga con lo mundano, son la metodología sobre la cual se fundamenta la sociedad.

En oposición a la libertad y la igualdad, encontramos en el Islam que la servidumbre a Dios y la justicia entre los humanos. -y la justicia no es necesariamente una igualdad tal y como la entienden algunos-, se posicionan en la cúspide de la pirámide de valores en la sociedad islámica. El cumplimiento de esos dos valores y considerarlos intocables, priman de manera absoluta y deben de subordinarse a ellos, deben ser respetados y acatados por todos los demás valores de la sociedad, incluidos los derechos y las libertades.

En oposición al individualismo, encontramos en el Islam la responsabilidad recíproca entre el individuo y la sociedad y la armonía que existe entre ambos en ausencia de la injusticia y la transgresión de cualquiera de los dos sobre el otro.

Rajeev: Podríamos intentar aplicar ambas concepciones a algunos derechos diversos, para que así se aclare la imagen.

Michael: Claro, podemos determinar el tema de la libertad de conciencia y culto para comparar entre la visión islámica y la occidental, en base a sus respectivos sistemas éticos de los que surgen los derechos humanos en cada uno de dichos contextos.

Rashid: La libertad de conciencia o la libertad de culto, es un campo realmente fértil para trazar estas comparaciones. El tema se debe a la diferencia entre el concepto de religión y su relación con la pirámide ética de ambos sistemas.

En Occidente, cualquier persona puede adoptar cualquier religión, ser atea o cambiar de religión. Porque ello entra dentro del marco del derecho a la libertad de conciencia; un derecho personal de cada individuo en el que nadie puede intervenir.

No obstante, al mismo tiempo, vemos que el musulmán en Occidente, si damos por hecho que tiene permitido creer en lo que quiera, no tiene el derecho a practicar aquello en lo que cree con esa misma libertad. Es decir, Occidente confisca el derecho del musulmán a vivir su vida acorde a su religión. Le impiden en más de un país, por ejemplo, llevar a cabo sus sacrificios religiosos. Le prohíben la poligamia si desea practicarla. En algunos países prohíben a la mujer musulmana llevar la vestimenta que cree que su religión le indica llevar. Estas son cuestiones que el musulmán considera parte de su religión. ¿Cómo puedes explicar esto?

Michael: Eso se debe a que esas prácticas abandonan el marco de la conciencia personal de cada uno. Ya no pertenecen a su derecho a la libertad de conciencia. Constituyen una infracción contra la ley, el pacto social y el sistema que ha sido convenido por la mayoría de miembros de dichas sociedades. Un convenio que indica separar la religión de los asuntos de la vida.

No obstante, al mismo tiempo, estate tranquilo porque el musulmán puede mantener relaciones legalmente con otras mujeres fuera del matrimonio, mientras cuente con su consentimiento y no sea en su lecho conyugal.

Rashid: Sin embargo, esas prácticas que se le permiten legalmente, son contrarias a su religión en la que cree y a la que pertenece.

Por supuesto, yo entiendo que vosotros no consideráis tales limitaciones un menosprecio a los derechos y libertades, porque no veis una contradicción entre dichas prácticas y la religión. Más bien, consideráis esta confiscación y esta constricción un modo de salvaguardar y regular vuestros logros civiles que ahora se han convertido en fundamentos sagrados.

Todo ello se debe a que vuestra visión de la “creencia” y la “religión” se amoldan a la visión laica occidental de la religión a la que separa de la vida mundana. La religión, según este sistema, no tiene relación alguna con el sistema social. Es un sentimiento o una conciencia que el individuo guarda dentro de sí. Y por lo tanto, debe ser algo totalmente aislado de las prácticas mundanas de la vida, tal y como explicaste.

Rajeev: Ahora estoy empezando a entender el punto de vista islámico.

Rashid: Según la visión islámica, la libertad de culto está garantizada dentro del marco superior de esta sociedad que es la servidumbre y la adoración hacia Dios. Por lo tanto, la sociedad islámica acepta que pertenezca a ella cualquiera que declare aceptar la autoridad divina de forma general. Y no acepta a quienes anuncian su rebeldía y su negación de dicha autoridad. De allí que la sociedad islámica haya tenido una gran diversidad religiosa. Cuando personas que pertenecían al judaísmo o al cristianismo aceptaron pertenecer a él, les otorgó la libertad de organizar sus cuestiones personales, mientras que no dio cabida a otras religiones paganas o al ateísmo ya que consideraba al judaísmo y al cristianismo dos religiones de fuentes reveladas que, por lo general, declaran su pertenencia a la servidumbre y la adoración a Dios.

No obstante, la falsificación y la tergiversación que el islam considera que han sufrido ambas religiones, y que hacen que le lleva a un conflicto con la verdad de la servidumbre a Dios, hacen que el círculo de la libertad de expresión sea menos amplio que aquel de la libertad de culto. Así pues, no tienen derecho a invitar y evangelizar sus religiones, ni manifestar las prácticas religiosas que simbolicen esas desviaciones fuera del círculo de quienes adopten dichas creencias y dichas prácticas. Ello se debe a que, una vez la libertad de expresión sale de este círculo infringe el sistema social y atenta contra el fundamento principal y sagrado primordial en la cima de la pirámide social.

Michael: ¿Y qué hay de la prohibición que el Islam impone a sus adeptos de adoptar otra religión?

Rashid: Esa es una cuestión que va en concordancia con lo que dije. El asunto del apóstata que abandona el Islam responde a la visión que cobra la libertad de conciencia según la concepción islámica. Mientras que el Islam no impone penas a quienes no han llegado a entrar en él y no obliga a nadie a aceptarlo y adoptarlo como religión: {No cabe coacción en asuntos de fe.} (Al Baqara:265) “Y di: {La verdad [ha venido ahora] de vuestro Sustentador: así pues, quien quiera, que crea, y quien quiera, que la rechace.} (Al Kahf:29) {¡Para vosotros vuestra ley moral, y para mí la mía!} (Al Kafirun:6)

Y podemos entender la postura del Islam ante la apostasía si tenemos en cuenta que ese cambio es considerado un apuñalamiento al valor supremo y al fundamento sobre el cual se asienta la sociedad. En otras palabras, es considerado una declaración que pone en entredicho la veracidad de la religión o, incluso, afirma que el hombre no tiene necesidad de ella. Eso es algo inaceptable en una sociedad que deriva su legitimidad y sus referencias de la veracidad de esta religión y de la necesidad que la humanidad tiene hacia ella.

Eso es comparable precisamente a una persona que saliese en Occidente, basándose en las libertades personales, pidiendo derribar y hacer caer el fundamento sagrado de la libertad. La reacción instantánea y automática de los partidarios de la libertad, sería alzar su lema conocido: “No hay libertad para los enemigos de la libertad”. Tal situación se debería a que la persona que plantea tales exigencias, emplearía la propia libertad para matar la libertad. Es decir, para derrumbar el valor supremo y el fundamento sobre el cual se fundamenta la sociedad.

Michael: Rashid, te agradezco que hayas aclarado estas cosas. Me alegro de tener estas tertulias y ojalá sigan.




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