La rosa sangrante

La rosa sangrante

La rosa sangrante

Nada más sentarse Rashid alrededor de la mesa, sacó su ordenador portátil de su maletín y, mientras intentaba iniciarlo, dirigió la palabra a Michael diciendo:

Hoy te mostraré un trozo de vídeo muy raro. Es un fragmento cuya duración apenas pasa de medio minuto, pero es poco corriente porque nos transportará un siglo atrás en el tiempo. Es realmente un documento audiovisual.

Con mucho interés, las cabezas de Michael y Rashid se acercaron al ordenador dirigiendo su vista hacia la pantalla.

Michael: ¡Wow! Es increíble. Me gusta ver cómo era el estilo de vida en mi país, Gran Bretaña hace cerca de cien años. ¡Mira la alegría en las caras de los viandantes… mira la felicidad de este niño! Era una vida más cercana a la espontaneidad y la naturalidad. ¡Una vida más auténtica y más cercana al alma!

Rashid: Reproduciré de nuevo el vídeo para indicarte otro importante detalle.

Rashid reprodujo de nuevo el fragmento y continuó hablando con Michael.

¡Mira! Esta es una mujer… dos… cinco y seis. Mira conmigo. Todas ellas no exhiben de su cuerpo más que la cabeza, cubierta con un sombrero, y las manos. Sus vestidos son anchos y no se ajustan ni dan idea de la forma de sus cuerpos.

Michael: ¡Es verdad!

Rashid: Entonces, ¿qué ha ocurrido?

Michael: ¿Dónde?

Rashid: ¿En vuestras sociedades?

Michael: ¿Te refieres a la ligereza de ropa y la poca modestia?

Rashid: Exacto. Pero también indico que es un síntoma del derrumbe del sistema de valores morales en general.

Michael: Son libertades personales de cada uno. Vivimos ahora en sociedades que sacralizan la libertad, en las que cada persona tiene derecho a elegir el estilo de vida que quiere.

Rashid: Por supuesto que entiendo eso. Es un tema digno de dedicarle uno o varios encuentros para debatirlo con detenimiento. No obstante, lo que llama la atención de uno, es vuestro convenio social sobre esta transformación en valores morales. Como si todos los individuos tuviesen la misma referencia a la hora de tomar sus decisiones.

Michael: Como bien sabrás, existe lo que se denomina, la cultura popular. El individuo crece en dicha cultura hasta asimilarla en forma de prácticas espontáneas que lleva a cabo sin tener presente ninguna referencia y, sin que la sociedad las vea con extrañeza o rechazo. Dentro de esa misma cultura se pueden dar diferencias cualitativas entre las elecciones de los individuos.

Rashid: Muy bien. Si tomamos en consideración este fenómeno y buscamos diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, encontramos que vuestro libro sagrado invita a la modestia e incita a no descubrir el atractivo de cada uno. De hecho, en la primera carta de Pablo a Timoteo dice: “Asimismo que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.” [1 Timoteo 2:9]

Michael: Verás. Eso es aplicable a las mujeres que pertenecen a la iglesia. En cuanto a nosotros, en la vida externa a la iglesia, ya te dije anteriormente que hemos apartado la religión y ésta no se entromete en nuestra vida desde la época de la Ilustración.

Rashid: Pero amigo, ese vídeo que vemos muestra mujeres que andan de forma modesta en las calles y no dentro de la iglesia; es un vídeo grabado siglos después de lo que llamáis la época de la Ilustración. Incluso, si damos por sentado la exclusión de la religión de vuestro trasfondo moral, vuelvo y te pregunto de nuevo: ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué fue lo que cambió a vuestras mujeres hasta tal punto de decadencia y despojo de su ropa?

Michael: Es una decadencia desde tu punto de vista, pero yo lo veo como algo normal. Deja que llame tu atención a un detalle en el vídeo y es el hecho de que fue grabado en invierno o, al menos, una época fría del año. Esto es obvio dada la clase de ropa oscura que llevan tanto hombres como niños. Esa modestia de la que hablas puede que se deba al frío, aunque esto no niega una realidad que todos conocemos que es que las mujeres fueron más modestas, en esa época y hasta una época no lejana. En cuanto a lo que ocurrió; simplemente cambiaron los valores y los conceptos acorde al desarrollo de la sociedad.

Rashid: Ese es otro tema al que podríamos dedicar un encuentro sólo para debatirlo. Se trata de la relatividad moral. Puesto que yo, aunque entienda el desarrollo de las ciencias, las herramientas y los medios, sigo viendo que los principios y la ética no deberían ser objeto de ese mismo desarrollo.

Michael: No pasa nada si debatimos ese punto en otra ocasión. Pero permíteme señor Rashid preguntarte algo. ¿Por qué miráis siempre a la mujer como si fuese sólo un cuerpo? ¿Por qué os interesa tanto ese asunto?

Rashid: El Islam ve tanto a la mujer como al hombre desde el punto de vista de su humanidad. El ser humano es un ser compuesto de un cuerpo, un alma y una mente. No podemos descuidar ninguno de estos componentes, incluyendo no sólo la materia del cuerpo sino también su naturaleza animal. Dicho animal parlante no puede elevarse hasta llegar a la categoría de su humanidad excepto, mediante un sistema que consiga la educación moral, la elevación espiritual y la organización social y legal. Vosotros, al dar por hecho que os habéis iluminado, y al haber separado la Iglesia, o más bien la religión de la vida, os complacisteis con que se independizara la Iglesia con todos los aspectos espirituales, con que la mente despegase fuera del marco de la religión y con hacer con el cuerpo lo que quisierais. Por eso, los demonios de la civilización materialista soltaron las riendas del disfrute hedonista con los placeres animales fuera del marco moral y religioso. Con el fin de satisfacer sus insaciables necesidades animales, animaron a que la mujer revelara sus atractivos de diferentes maneras, en todas las situaciones, y establecieron esto bajo el pretexto de los derechos y las libertades.

Michael: Sin embargo, vemos a las mujeres ligeras de ropa día y noche, y eso no suscita en nosotros esos impulsos que tú llamas animales.

Rashid: ¿Crees que eso es una virtud o una cualidad moral loable? Una de las consecuencias más inmediatas de la habituación de quienes miran escenas de desnudez o escenas excitantes es sufrir esa persona acostumbrada a ello una frialdad sexual, cosa que viene seguida de otra consecuencia incluso peor, que es buscar nuevas excitaciones en cosas no acostumbradas, cosa que puede llevar a conductas sexuales desviadas.

Michael: Señor Rashid, para ti las consecuencias se dividen en varios tipos… algunas inmediatas y otras no tanto.

Rashid: Así es. Existen consecuencias de este fenómeno que incluso pueden resultar en crímenes. Puesto que aquel que no llega a esta frialdad debido a motivos físicos, sociales o educativos, puede que sufra una obsesión sexual que resulta la expansión de los casos de violación. Esto es algo que destacan las estadísticas de violaciones. Deja que te mencione una simple muestra de ellas:

Las estadísticas del ministerio del interior francés indican que tienen lugar 4412 sucesos de violación cada año en Francia. O lo que es lo mismo, un caso cada dos horas aproximadamente.

En Gran Bretaña, la policía de Londres organizó una campaña intensiva de concienciación para animar a las mujeres a aprender las artes marciales para defenderse, y a adoptar una postura positiva en vez de limitarse a darse por vencidas cuando son víctimas de un ataque de violación por parte de los hombres. Esto vino tras anunciar el aumento del número de crímenes violentos y de violaciones en las calles de Londres en un solo año.

En Estados Unidos, el Centro Nacional de Víctimas que apoya los derechos de las víctimas de crímenes violentos, anunció que la media de violaciones en EE.UU. ha llegado a 1,3 mujeres mayores de edad por minuto. Dicho centro añade, que una de cada ocho mujeres mayores de edad en EE.UU. ha sufrido una violación. Y éstos son datos de 1991.

En cuanto al año 2009, las estadísticas indican que una de cada tres jóvenes de 14 años está bajo el riesgo de sufrir una violación. En EE.UU. se produce medio millón de violaciones al año, y el 61% de las jóvenes estadounidenses perdieron su virginidad antes de la edad de 12 años.

Está también otro tipo de crimen que se llama “el crimen impronunciable”, que consiste en los abusos sexuales de los jefes y directivos hacia las mujeres que están bajo su dirección. Normalmente, dichos crímenes no son reportados debido al miedo de las mujeres, que temen perder sus puestos de trabajo, de ser tachada de estar detrás de una compensación financiera o por la mera dificultad de aportar pruebas del abuso.

Por supuesto, estos números no reflejan toda la realidad ya que, la Asociación de Lucha contra las Violaciones a Mujeres estima que por cada caso que es denunciado, 35 casos permanecen en silencio.

Michael: Sí, pero un problema como es el de las violaciones es un problema complejo en el cual confluyen una seria de factores, tanto psicológicos como educativos y sociales, e incluso económicos.

Rashid: Correcto, pero tampoco podemos negar que uno de los factores principales es la excitación sexual, incluso si es sólo con la vista. Algo que llama la atención es que un estudio americano detectó que las violaciones disminuyen durante el invierno. Puede que eso se deba a que las mujeres van vestidas con más ropa, o a que la gente sale menos haciendo que las probabilidades de ser atacados sean menores. Ambas hipótesis confirma el mismo principio.

Michael: No obstante, al fin y al cabo, las mujeres son las que quieren vestir así y es su voluntad. Es la libertad personal de cada uno, tal y como dije antes. No podemos prohibírselo.

Rashid: Eso es lo que parece superficialmente. Sin embargo, la verdad es que los líderes de las sociedades occidentales, encabezados por los hombres, son quienes quisieron la cultura de la desnudez, quienes la adornan, quienes preparan las condiciones idóneas para esa cultura, y son ellos quienes inventan las vías que llevan a su expansión con el fin de disfrutar de la mujer sin límites. Incluso, pusieron leyes injustas que van en contra de la castidad, la modestia y la debilidad de las mujeres. Algunas leyes establecidas en Occidente tienen compasión con el hombre violador, incluso más que con la mujer violada, cosa que dificulta la erradicación de las violaciones. Algunos países occidentales consideran la violación un delito menor de naturaleza moral, en vez de considerarlo un crimen violento.

Aquí tienes un ejemplo científico: en Finlandia, uno de los países considerados más desarrollados en materia de derechos de la mujer, un hombre obligó a una mujer a practicar sexo con él en un baño para personas discapacitadas de un parking de coches. Golpeó la cabeza de la mujer contra el muro del baño y torció su brazo tras la espalda. Según la fiscalía general, eso no fue una violación puesto que la violencia usada fue leve. Como resultado, condenaron al hombre por obligar a su víctima a tener relaciones sexuales, y fue sentenciado a prisión durante seis meses, sin llegar a ingresar en prisión.

¡Amigo mío! ¿Cuál de las dos sociedades es más segura moralmente? ¿La sociedad de hoy o la sociedad de hace un siglo? ¿Quieres ver el vídeo otra vez?

Michael: No, está claro Rashid. Sin embargo, ¿cuál es vuestra visión de este tema desde una perspectiva islámica?

Rashid: Para tratar esa cuestión necesitaremos otro encuentro, o quizás más de uno.




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