El concepto la felicidad y su verdadero significado

El concepto la felicidad y su verdadero significado

El concepto la felicidad y su verdadero significado

La felicidad y la tranquilidad

06_001-روجييه دوباكييه.jpg

Me preguntaba: por qué los musulmanes sienten una alegría que llena sus vidas a pesar de su pobreza? Y por qué los suecos sienten una tristeza y un agobio pese del bienestar, la comodidad, y la prosperidad en las que viven? Incluso en mi país, Suiza, sentía lo mismo que en Suecia, a pesar de que es un país próspero y un nivel de vida muy alto!! Ante todo esto me he encontrado en necesidad de estudiar religiones de Oriente, y empecé a estudiar el hinduismo, pero no me convenció mucho, luego empecé a estudiar el Islam que me atrajo mucho porque no se contradecía con las otras religiones sino que las contenía, es la última religión, y es una verdad que empezó a brillar cada vez que mi lectura se ampliaba hasta que se quedó grabada en mi mente”

Roger Dupacai

Pensador y periodista suizo

La palabra felicidad es una de esas palabras acerca de las cuales difiere la gente. Algunos la ven como sinónimo de placer, comodidad, riqueza, status o fama, etc. Y según su forma de entenderla, la gente invierte su vida en perseguir la felicidad siguiendo diferentes vidas. La felicidad es un sentimiento que emana desde dentro. Un sentimiento de complacencia, gozo, tranquilidad, liberalidad y alegría. No obstante, la forma en que la gente ve la felicidad depende de sus formas de ser, sus preocupaciones y sus aspiraciones, e incluso sus sociedades. Así pues, algunos la sitúan en el dinero, la vivienda o el estatus social o la salud; mientras que otros la experimentan con sus cónyuges, sus hijos, su empleo por sus estudios, y hay quienes la encuentren en la cercanía de sus seres queridos, o en deshacerse de alguien molesto, o en el ascetismo espiritual, o en la ayuda que prestan a pobres y necesitados. Sin embargo, lo sorprendente es que cuando preguntamos a mucha de esta gente: “¿estás verdadera y sinceramente feliz?” la respuesta suele ser negativa.

Por lo tanto, vemos cómo la felicidad recibe una definición diferente dependiendo de la persona y dependiendo de la sociedad. Tal es el caso, que algunas instituciones internacionales han establecido una escala que llamaron la escala de la felicidad con el fin de medir el grado de felicidad de los diferentes pueblos y averiguar cuál de ellos es el más feliz. Crearon unas unidades de felicidad determinadas y llevaron a cabo numerosas encuestas pero al final se llevaron una gran sorpresa al descubrir que, la población de Estados Unidos, era de hecho el pueblo más triste en vez de ser el más feliz. Dicho pueblo registró niveles muy bajos de felicidad a pesar de que todos sabemos de la prosperidad al alcance de cualquier individuo estadounidense. Lo más extraño es que el pueblo de Nigeria fue el que logró la puntuación más alta y por lo tanto fue declarado el pueblo más feliz a pesar de la profunda pobreza de la que sufre dicho pueblo.

La felicidad de la humanidad

6dowhykriu2e_1.bmp

“hay que recordar la civilización occidental moderna no logró satisfacer las almas, ni encontrar la felicidad humana, y condujo al hombre a lo más bajo de la destrucción y el desconcierto, porque los esfuerzos de las ciencias modernas están enfocadas en la destrucción y la exterminación, y aún están lejos, y esta situación debería teñirse de perfeccionista o ser una medio para el servicio de la humanidad como lo era en la época del Islam”

Nassim Soussa

La felicidad de la humanidad

Esos fueron los resultados de la encuesta que llevó a cabo la revista estadounidense Newsweek acerca del pueblo más feliz del mundo. Y así encontraron que el pueblo nigeriano pobre y de mayoría musulmana encabezaba la lista de países que incluía sesenta y cinco naciones. Nigeria venía seguida de: México, Venezuela y el Salvador, mientras que los países más avanzados ocupaban, para asombro de los encuestadores, las posiciones más retrasadas en el ranking de la felicidad. Algo que invita a una reflexión detenida es que la mayoría de los estadounidenses encuestados admitía que la felicidad no depende de la riqueza o el dinero (Revista Newsweek, ed. árabe 3/8/2004m pág. 58), lo cual resulta extraño en una sociedad pragmática que se fundamenta desde sus inicios sobre la manifestación más extrema del capitalismo. Esto llevó a la propia revista a descartar la vuelta de la religiosidad y la expansión de la religión en Estados Unidos (Revista Newsweek, ed. árabe 6/9/2005.) y a centrar sus preguntas de nuevo acerca de la búsqueda desesperada de los estadounidenses detrás de la felicidad y su experimentación con la meditación esporádica que se practica como pequeñas dosis para tratar esas almas cansadas.

Encontramos esta misma problemática a la hora de definir la felicidad y el método apropiado para conseguir con personajes que intentaron formular una definición exacta para ella. Platón, por ejemplo, consideró que la felicidad consiste en las virtudes del espíritu: la sabiduría, la valentía, la castidad y la justicia. Consideró que el ser humano no encuentra la plena felicidad hasta volver su alma al otro mundo. Aristóteles, en cambio, consideró que la felicidad es una dádiva de Dios y que consta de cinco dimensiones que son: un cuerpo sano, uno sentidos operativos, la adquisición de la hacienda y su de manera sabia, el éxito en el trabajo y el cumplimiento de las aspiraciones, una mente sana con una creencia correcta y una buena reputación y la popularidad entre la gente. En psicología se puede entender la felicidad como reflejo del grado de complacencia de uno con su vida o la frecuencia con la que se repiten las experiencias de reacciones alegres (La psicología de la felicidad, Michael Argael, Trad. Faysal Abdulkader). No obstante, se mantiene la misma pregunta ante estas divergencias a la hora de delimitar el concepto de la felicidad: ¿Qué es la felicidad? ¿Cómo puedo ser feliz? ¿Acaso se puede reducir la felicidad al mero hecho de satisfacer nuestros placeres?




Relacionado: